Un cepillado dos veces al día no basta. Es imperativo cepillarse los dientes después de cada comida: tras un cepillado excelente aún quedan entre 100 y 1.000 bacterias por mm2 y en el mismo lugar, dos horas después, llegan a contabilizarse 2 millones. El cepillado después del almuerzo es pues indispensable.

 

La característica más importante es la flexibilidad que depende del largo del pelo y de su diámetro. En cualquier caso, hay que comprar un cepillo flexible que es el único que permite un cepillado eficaz y no agresivo. El cepillado con un cepillo de dientes duro produce a la larga recesiones periodontales.

 

El interés principal del dentífrico es facilitar la eliminación de la placa dental. El principal principio activo del dentífrico es el flúor. Refuerza las capas superficiales del esmalte y las hace más resistentes a los ácidos producidos por las bacterias. En el adulto, el dentífrico debe contener al menos 1.000 ppm (partes por millón) de flúor para ser eficaz.

 

El cepillado eficaz no dependerá del tiempo que pasemos lavándonos los dientes. Ante todo hay que favorecer el método. El mejor medio para no olvidarse de un sector es seguir siempre el mismo esquema de forma metódica. Los dientes se limpian uno tras otro. En cada arco dental, el cepillado empieza por la cara externa del último diente de un lado y acaba por la cara interna del mismo diente del mismo lado. Por razones de eficacia (adquirir  un automatismo), el cepillado debe hacerse siempre de la misma forma. No hay que olvidar cepillarse la lengua que juega un papel importante en la higiene bucodental. En efecto, las bacterias que se encuentran en la placa también están en la lengua.