Cuidado de las encías

 

 
Encía sana
Una encía sana no sangra ni comiendo ni durante la limpieza de los dientes y aún menos espontáneamente. No está “inflamada” ni es dolorosa. Su color es rosa, su capacidad de defensa mediante la secreción de células inmunitarias está intacta permitiendo una protección contra las bacterias y los virus.
 
Primeros síntomas 


Sangrado, dolor, hinchazón. Estos síntomas anunciadores de un problema gingival deben incitar a realizar rápidamente una consulta. Las bacterias han penetrado debajo de la encía y emprenden “daños” en los tejidos subyacentes. El responsable más frecuente: el biofilm o placa dental. Existe un riesgo de gingivitis, incluso de parodontitis si no se trata. De ahí la necesidad de consultar con un facultativo.
Tratamiento de las parodontopatías
El tratamiento consta de las siguientes etapas: el aprendizaje de una higiene bucodental rigurosa. El paciente debe saber eliminar diariamente con cuidado cualquier placa dental, limpiar los pequeños espacios inaccesibles al cepillo de dientes con la ayuda de cepillitos interdentales. 
El tratamiento inicial consiste en eliminar las causas directas (sarro, placa) o indirectas favorecedoras (zonas de retención, fuerza oclusal, etc.) para sanear el terreno: eliminación de placa, manual o con ultrasonidos, pulido de dientes, alisado radicular, contención de los dientes móviles recuperables, tratamiento de las caries, reparto de las fuerzas oclusales.
 
El tratamiento quirúrgico periodontal se adapta a la cantidad de tejido destruido.
Puede limitarse a la encía o a la encía y el hueso alveolar para suprimir las bolsas óseas, eliminar las bacterias en las lesiones profundas, devolver a la encía una forma funcional. 
Control periódico del paciente
La enfermedad periodontal puede recuperar su evolución si las condiciones de limpieza no se respetan rigurosamente.
Injerto en encía 

 

 


 

 

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